Es tiempo de descansar, de convivir con los niños a jornada completa. Horas y horas de preguntas y de anécdotas terminan siendo una página en blanco en la que escribir un nuevo cuento. Los mios (los cuentos) nacen así:al principio solo son una pregunta, o una queja, o la forma en que me han expresado un miedo (a cualquier cosa cotidiana que en ese momento supone el mayor desafio). Después llega la forma en la que yo intento darle la vuelta a la tortilla.Y les invento un cuento a medida que suele solucionar sus dramas. Así,como siempre acaban bien, aprovecho para matar dos pájaros de un tiro. Por un lado les entretengo y por el otro intento acabar con los monstruos invisibles que los acechan. Si al día siguiente me piden que se lo vuelva a contar o que se lo cuente al abuelo o a Sergio... Eso es que ha llegado el momento de encender el ordenador y ponerme a escribir.
¡Juanchito deja sitio que viene SUSANA!
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