miércoles, 14 de mayo de 2014

UN POQUITO DE JUANCHITO ¡NO ASUSTES AL CARTERO!

Yo sabía que, tarde o temprano se encontrarían,  ya que el lagarto vivia en el buzón.
Una de las condiciones que le pusimos para que se quedara era que no podía morder ni asustar a nadie. Y lo estaba cumpliendo. Nunca había mordido a nadie, pero lo de asustar era más complicado.
Él no quería,  pero era inevitable,  imposible de controlar. Un día pegó un susto de muerte a mi madre, la abuela Antonia,  que se lo encontró de repente al ir a tocar el timbre.
En otra ocasión fue a Claudia y a José Angel.  Acababan de bajarse de su coche y como iban jugando y hablando entre ellos, José Angel se apoyó en el muro y el lagarto, que ya se veía aplastado, les chistó:
-¡Cuidado chicos, que me chafáis!
.......

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